david orbea piedra

Jumpers

¿Qué relación puede existir entre imágenes mediáticamente viralizadas del atentado terrorista del 11-S y la tradición formal-abstracta de la pintura?

El morbo y la censura son puestos dentro de un contexto pasivo y armonioso, digno de la contemplación pura.

Jumpers es la primera muestra individual del artista David Orbea Piedra, parte de la serie Punctum en donde se cuestiona la representación mediática a través de procesos pictóricos formalistas.

David Orbea P.

La práctica de manipulación de fotos mediáticas ha sido y es un acierto de David Orbea. La creación de formas sugerentes mediante este expediente exige de una recepción inteligente que pone al receptor ante la alternativa de un diálogo activo con la imagen misma o de una inquisidora búsqueda de sus posibles orígenes. En cualquier caso, la sola idea de revelarnos una suerte de síntesis de lo que las fotografías dejan en nuestro archivo-memoria es admirable y convoca a la reflexión, al tiempo que disfrutamos sensorialmente del empleo creativo del color que les dimensiona y expande.

El artista parece convocarnos a un registro exigente del recuerdo, al apelar a un amplio espectro del impacto inicial de unas u otras imágenes que han resultado relevantes, de “éxito”. Se sigue en tal caso lo apuntado por Ana Maria Wasch respecto al «principio de procedencia» como modo de operar el archivo. Según la experta, “este principio, según el cual «el origen debe privilegiar la procedencia más allá del significado», define el archivo como un lugar neutro que almacena registros y documentos que permite a los usuarios retornar a las condiciones en las que éstos fueron creados, a los medios que los produjeron, a los contextos de los cuales formaban parte y a las técnicas claves para su emergencia”. Las imágenes de Jumpers, por ejemplo, nos trasladan a ciertas condiciones de excepción, en el que la vida humana mostró con horror y dinamismo toda su fragilidad, en su literal levedad. Pero Orbea nos acerca al posible origen, a la procedencia del dramático suceso, en sintonía con una cierta perversión que reclama “disfrute” de lo formal, de los matices cromáticos del impactante acontecimiento, a la doble significación de la gravedad en la composición obtenida…. Ironías que acotan una sensible aproximación al sentido implícito de cada imagen con las que se construye el simulacro de nuestras existencias cotidianas. Por eso las obras del artista recurren sin duda, con acierto, a un baudrillardiano cuestionamiento de las ficciones que articulan la hiperrealidad.

PhD. Eduardo Albert Santos.
03 de noviembre, 2016